Sorteando la infidelidad

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La infidelidad es una de las causas de conflicto más frecuentes en las parejas actuales. Esto se debe, en parte, al aumento exponencial en los índices de relaciones extra-pareja en ambos sexos, pero también, al uso de la tecnología, que ha aumentado las posibilidades de que estas experiencias sean rastreadas, expuestas y evidenciadas.

La infidelidad implica la ruptura de los acuerdos, -en algunos casos implícitos y otras explícitos-, de la pareja con respecto a la exclusividad sexual y/o emocional. Normalmente relacionamos el concepto de infidelidad con traición, engaño, falta de honestidad y compromiso.

El impacto de una infidelidad

Cuando alguien descubre la infidelidad de su pareja, normalmente reacciona con sentimientos de enojo, tristeza, decepción, desengaño, venganza, celos y abandono. Su contraparte se sentirá culpable y con la necesidad de compensar o reparar el daño provocado a la pareja y al vínculo. Estos episodios lanzan a la pareja en una crisis importante donde el sentimiento de traición es central y difícil de elaborar.

Las salidas clásicas ante la infidelidad son: la separación de la pareja (“te vas”), el sometimiento de quien descubrió la infidelidad (“es mi cruz”), la venganza (“ahora verás lo que se siente”) o bien el chantaje (“para compensarme tendrás que…”). En ocasiones se establece un vínculo donde ambos miembros de la pareja sostienen relaciones extra-pareja, sospechando que esto ocurre, pero prefiriendo no corroborarlo.

También se puede crecer

Es importante señalar que también existen otras posibilidades, alternativas que apuntan hacia el crecimiento y la reconstrucción del vínculo de pareja con cimientos renovados. Algunas personas optan por revisar y replantear los acuerdos de pareja, redefiniendo cada uno de sus miembros, sus conceptos de amor, lealtad, compromiso, fidelidad, exclusividad, honestidad y libertad.

Estas crisis ofrecen, para quienes la pueden aprovechar, la oportunidad de revisar las fortalezas, debilidades, intereses y necesidades de cada uno de los integrantes de la pareja. A partir de estos eventos se puede aprender de los errores y conformar un vínculo donde ambas personas se sientan cómodas: es la única forma de preservar un vínculo creativo.

La no-monogamia

Para algunas personas, la exclusividad sexual no forma parte de la naturaleza de sus relaciones ni de los acuerdos de pareja que establecen. Para ellos, relacionarse con otras personas de manera afectiva y/o sexual no sólo está discutido, sino que se encuentra dentro de los límites establecidos en su relación. En estos casos, el vínculo se basa en los principios de libertad, compromiso y honestidad. Así, las relaciones que establece la pareja con otras personas no representan una infidelidad. Se trata de un pacto de no exclusividad, relaciones no-monogámicas o relaciones “abiertas”.

Lo que hace la diferencia

Infidelidad y no exclusividad no son lo mismo. La infidelidad tiene que ver con la transgresión a los acuerdos implícitos o explícitos de la pareja, mientras que la no exclusividad erótico-afectiva tiene que ver con el ejercicio de una libertad pactada entre dos o más personas. El consenso es la clave. Sobra decir que para llegar ahí se requiere de un alto grado de honestidad y responsabilidad personal, de mucho esfuerzo y de largas horas dedicadas a la comunicación.

Saber que existen diferentes formas de abordar las relaciones de pareja puede abrirnos el panorama a cuestionar, crecer y elegir conscientemente lo que cada uno de nosotros considera adecuado para nuestra vida.

Tatiana Yedid

Febrero, 2018

Lecturas recomendadas:

La Historia del Matrimonio de Stephanie Coontz

Ética promiscua de Doosie Easton y Janet W. Hardy

The state of affairs: Rethinking infidelity de Esther Perel

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