No era poliamor sólo soy un hedonista

magia nera magritt

En los últimos meses he estado buscando algunas respuestas, motivado principalmente por mis decepciones con la manera en que experimenté las vivencias del poliamor. Eso me inclinó a considerar que esta teoría del poliamor posiblemente es otra utopía más.

Un hedonista, sin pretender ser un experto en el tema, es alguien que busca el placer y que rechaza el sufrimiento (no necesariamente el dolor). Cuando hablamos de poliamor no niego que la experiencia nos abre la posibilidad a múltiples fuentes de placer, y placer en todos los sentidos. Conocer a una nueva persona y vincularte con ella en cualquier dimensión es placentero, más placentero cuando es de manera abierta y en consenso con otras personas vinculadas a ti. Incluso, ese acuerdo de honestidad parece el boleto para cortar todo el sufrimiento de hacerlo clandestinamente. Es la forma de vivir más placer en un espacio ético.

Pero, cualquiera que haya experimentado en el campo me acompañará en la siguiente conclusión: es más complicado que eso y en varias ocasiones viene lleno de drama y de sufrimiento. Pueden ser los celos, los conflictos o la tensión en torno a los acuerdos, las reglas y un largo etc. Los viejos lobos de mar del poliamor lo aceptan, consideran el sufrimiento como parte del modelo y lo enfrentan dignamente… Pero a mí no me hace sentido sufrir todo este drama en mis relaciones de naturaleza breve (breves porque así lo son cuando son varias). Es más, la vida también es de naturaleza breve ¿Cuánto tiempo estás dispuesto a sufrir en una relación de escasas cuatro horas a la semana?

Regreso a mi punto, soy un hedonista, evito el sufrimiento (displacer) y no creo que haya nada malo en eso. Hay que acotar esta declaración que para algunos sonará petulante. En la actualidad ser hedonista padece del prejuicio de los excesos en el placer y realmente no es así. El hedonismo propone que no se puede tener un placer que genere sufrimientos en otros o en uno mismo, de ahí se desprende toda una ética hedonista; una ética distinta comparada con las que surgen del «amor al prójimo».

¿Cuál es la formula para las múltiples relaciones sin sufrimiento?

Creo que uno de los problemas está en relacionarnos de manera tradicional, con varias personas al mismo tiempo, pero de la misma manera que en una relación monógama típica: relaciones pesadas, llenas de amor romántico, de expectativas no habladas, de mala comunicación, de promesas imposibles, todo ello segmentado en pequeños lotes de escasas horas que van haciendo la película discontinua, frustrante, marcada por la incomunicación. A mí me pasó que ni siquiera entiendes lo mismo del poliamor aunque uses las mismas fuentes teóricas. Me pasó que me dio pereza discutir las expectativas pensando cada posible escenario. Y, de repente, algo que no platicamos salió muy mal. Tal como se resuelve en el amor tradicional, o llenas mis expectativas o nada. Es la bandera del amor fusional, o te fusionas o nada. ¿Cómo podemos construir una nueva manera de relacionarnos con un viejo modelo de amar? Entonces el problema no es el poliamor, es cómo lo queremos vivir.

En el camino me encontré con el concepto del “eros liviano” del filósofo Michel Onfray, un concepto muy interesante de un hedonista y que parece proponer una visión razonable ante la complejidad de las relaciones múltiples. Lo explico brevemente: el eros liviano considera que dos adultos civilizados van a construir un contrato basado en el placer, un acuerdo basado en el aquí y ahora. Un contrato que tiende a ser simple en su inicio, pues no es ”todo o nada”, es un “nada + más + mucho” (en sus propias palabras) y que su evolución determinará su complejidad. El contrato se asume sin obligación y la fidelidad es al compromiso realizado. En ese contrato no está invitado el amor romántico (*), pero no por no ser de largo plazo deja de estar lleno de sentimientos y de poesía. Finalmente, el contrato debe contener una ética, que de principio sería una ética hedonista (la cual podemos explorar después) pero en definitiva no es un consumo de cuerpos. Es algo bonito, rico, gozoso, cariñoso, cachondo, intelectual, sexual o asexual si lo deseas, pero no es «hasta que la muerte los separe» y menos un «tú me perteneces».

Dice Michel Onfray :“La construcción de situaciones eróticas livianas define el grado de un arte de amar”, y yo coincido, es un arte. Relaciones cuyo primer acuerdo es vivirlas en el presente, en instantes, enfocadas al placer, abiertas a los sentimientos afectivos y a las apetencias internas, a proyectos conjuntos, que su principio es distanciarse del sufrimiento de la manera más practica posible. Es entonces una relación nómada, viva y en constante cambio, que se arma lentamente. Pero no necesariamente es casual porque los instantes se encadenan para darle una complejidad propia. De ahí supongo que puedes decidir que el placer pueda darse con una o varias personas, o ninguna; el balance placer-displacer determinará la duración de esa relación. Por eso creo que una visión hedonista es mucho mas integradora de modalidades afectivas diversas que incluyen al poliamor como una de tantas posibilidades.

Me quedo con muchas preguntas, más que respuestas. ¿Cómo es en la práctica una relación erótica liviana? ¿Amar livianamente es ético? ¿Estamos hablando de libertinaje? ¿A qué nos referimos con situaciones eróticas? ¿Cuál es el amor romántico que no coincide con el poliamor? ¿Qué es una ética hedonista?

Y sí, perdóname por invitarte a leerme sin resolverte nada, pero podemos seguir experimentando. Te prometo seguir vomitando en el blog lo que pienso al respecto.

@isaidvblog

Referencias:

(*) Amor romántico: El amor romántico y “su unión inextricable de monogamia, exclusividad, celos y fidelidad” como un modelo irrealizable, inventado en Occidente. Margaret Mead, «Adolescencia, sexo y cultura en Samoa (1928)»

La teoría sobre hedonismo viene de la influencia de esta pieza profunda y amigable que nos compartió la Bruja Filósofa (https://www.youtube.com/watch?v=JOXEy-MeED0&t=11s)

Onfray, M. (2010 ) La fuerza de existir: Manifiesto hedonista.

El arte de amar cuando el amor es líquido.

Experimento Relacional.

Leal o fiel.

El experimento del “Aquí y el ahora”.

Imagen Magia Nera de Magritte