Ella vino a quedarse

Simone_sartre

Simone de Beauvoir ha causado un tremendo interés en mi vida, en especial entender a la mujer detrás de la leyenda. En esa búsqueda me encontré el libro Tête à Tête de Hazel Rowley que es un intento de biografía basada en las cartas de Simone y de Jean-Paul Sarte, centrada específicamente en su vida romántica.  Yo pretendo escribir sobre un tema puntual, quiero hablar de la relación no-monógama de las dos mentes más brillantes de esa época, una de las primeras relaciones no-monógamas bien documentadas y suficientemente cuestionadas, no por el exterior sino por ellos mismos. No pretendo entrar tampoco en la corriente existencialista de la filosofía que representaron, tampoco en la polémica participación de Simone en los temas de feminismo (seguro me tomare más de una ocasión para hablar del tema). Esta parte de mi revisión cubre el tiempo desde que se conocieron hasta la primera publicación de Simone: “Ella vino a quedarse” de 1943.

Dice Simone que la libertad no es un tema fácil, viene con la angustia de la elección y la carga de la responsabilidad, pero ella lo entendió mejor que muchos. Fue Sarte quien le ofreció ese regalo, parafraseándolo dijo: “Es el regalo más fino que te puedo hacer.. tu preciosa libertad” Simone tomó ese regalo y no lo regresó, aún en un par de ocasiones donde Sarte dudó sobre la relación, fue Simone quien se mantuvo firme a su compromiso de libertad y honestidad. Es aquí donde me detengo a reflexionar que una relación abierta no es un camino sin dudas, ni es camino de certezas, no lo fue para los filósofos reconocidos por su capacidad de definir lo que es la libertad y no lo será para aquellos que seguimos sus pasos.

La atracción de Simone y de Sarte fue brutalmente intelectual, algo que muchos autores no logran entender. No fue de naturaleza física, ambos aceptan en sus confesiones que su vínculo físico era pobre. No fue en un proyecto común, nunca vivieron juntos, pero sí fue una relación intelectual diseñada según sus intereses y apetencias, así como lo fue su vida. Compartían la pasión de escribir, la pasión de aprender y la complicidad que su relación honesta les permitía; «Un contrato basado en la verdad y no en la pasión», así lo describía Simone.

Olga Kosakiewicz  fue el primer experimento de la pareja (por llamarlo así), el unicornio perfecto. En ella ambos encontraron el tercero que agregaba el componente de la pasión. Es curioso pensar que muchos en el trayecto de abrir su relación tienden a la búsqueda del unicornio. El resultado fue un desastre, Olga fue arrasada por la expectativa de la pareja, al grado que optó por ser monógama y su relación con los filósofos quedó en una austera amistad llena de conflictos futuros.

Es Simone la que actúa más como poliamorosa. Ella les llama «sus amores sensuales», son todo lo que Sarte no es, son pasión, son ternura, son amor. Uno de ellos fue Bost Jaques-Laurent, el prometido de Olga, y el drama perfecto debido a que Olga no lo sabía, fue la inspiración necesaria para la novela de Simone: “Ella vino a quedarse”. Mientras todo esto ocurría, Sarte celebraba su relación con Wanda Kosakiewicz, la hermana de Olga. Puedo anticipar los apuros, puedo imaginar lo predecible que es esto cuando tus vínculos son tan cercanos entre ellos. Una frase que me impacta de un purista de la honestidad y racional como Sarte fue “Hay gente a la que simplemente tenemos que mentir” porque pensaba que Olga no podría manejar el affair de su prometido y el nuevo amor de su hermana. Bastante imperfecto, bastante cínico, pero me parece real. Es real aceptar la imperfección en nuestras relaciones no-monogamas que aspiran a ser éticas, pero que están en el proceso.

Finalmente me preguntaba cómo le hacían dos escritores prolíficos, activistas, profesores, para compaginar sus vidas con todos los afectos que los rodearon, bueno la respuesta está en la enorme cantidad de cartas que redactaban. Simone y Sarte eran muy buenos en eso, sus cartas extendían sus deseos y sus sentimiento haciendo de esto una presencia continua con sus amantes, no evito pensar el tiempo que ahora pasamos en otros medios como el teléfono o los chats, se hizo en el pasado y se hace ahora, un uso de la virtualidad que va a caracterizar las relaciones como complemento del tiempo restringido.

De estos años de la relación de Simone y Sarte creo que podemos rescatar algunas conclusiones como la importancia de diseñar nuestra relación según los intereses de los que la integran, sin dejar entrar ninguna voz del exterior. Aceptar que el camino está lleno de errores y aprendizajes,  no va a ser perfecto y no tenemos por qué aferrarnos a esta perfección y a usar gustosamente otros medios para comunicarnos como las maravillosas cartas de Simone y Sarte.

@isaidva

2 comentarios en “Ella vino a quedarse

  1. Es apasionante leer sobre las parejas que se atrevieron a tener una relación muy diferente a la que las normas sociales de su época dictaban. Seguramente otras personas tuvieron acuerdos no-monógamos desde antes, pero, como no fueron famosos como Jean-Paul y Simone, no dejaron vestigios.

    ¡No sabía lo complicado de su relaciones con personas cercanas! defintivamente no caminaban sobre aguas conocidas. Su decisión de ocultar información vital para Olga se contrapone con el sentido común de muchos poliamorosos actuales.

    Me gustó la comparación que haces entre el intercambio epistolar de los filósofos y el actual «uso de la virtualidad que va a caracterizar las relaciones como complemento del tiempo restringido». Yo también considero que el tiempo es una de las principales limitantes para los no-monógamos. ¡Oh, maldito tirano que nos impide disfrutar de la vida tanto como quisiéramos!

    * Ví algunos pequeños errores de dedo, sería lindo corregirlos 😉

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